En pleno siglo XXI, México y España han afianzado una relación estratégica que va mucho más allá de lo económico, cimentada en una historia común, vínculos culturales profundos y una visión compartida de futuro. Con cifras récord en comercio e inversión, ambos países se posicionan como socios estratégicos en un mundo cada vez más interconectado.
Una alianza comercial en plena expansión
España es actualmente el segundo mayor inversor en México, con más de 7.000 empresas de capital español registradas y una inversión directa acumulada que supera los 81.243 millones de dólares desde 1999 hasta 2023. En este mismo periodo, el comercio bilateral ha mostrado una evolución destacada: en 2023, las exportaciones españolas a México alcanzaron un récord histórico de 5.605 millones de euros, consolidando a México como el principal destino de exportaciones españolas en América Latina y el séptimo mercado más relevante fuera de Europa.
México, por su parte, exportó bienes a España por un total de 5.623 millones de euros en 2023. Los productos energéticos, especialmente el petróleo crudo, representaron el 60% de estas exportaciones, mientras que los sectores automovilístico y agroalimentario también jugaron un papel destacado. Además, el comercio de servicios entre ambos países sigue creciendo: España exportó servicios a México por valor de 3.537 millones de euros, un 35% más que en 2022, y las importaciones españolas de servicios mexicanos alcanzaron los 1.275 millones de euros, recuperando niveles previos a la pandemia.
Un puente entre continentes
La colaboración entre España y México va mucho más allá del comercio. México, por su ubicación estratégica, se ha convertido en la puerta de entrada para empresas españolas que buscan acceder a los mercados de Estados Unidos y Canadá a través del T-MEC, mientras que España ofrece a México una plataforma privilegiada para expandirse por Europa y el Mediterráneo.
El fenómeno del nearshoring ha reforzado esta conexión: en los últimos años, más de 500 empresas internacionales, incluidas Tesla, Apple, BMW y BYD, han trasladado parte de su producción a México, atraídas por su proximidad a Norteamérica y las ventajas arancelarias del T-MEC. Este movimiento ofrece múltiples oportunidades tanto para la inversión como para el comercio bilateral.
Un pasado compartido y un futuro prometedor
La relación entre México y España tiene profundas raíces históricas y culturales. A lo largo de los siglos, las oleadas migratorias de españoles a México han contribuido a construir una sólida comunidad y han dado lugar a la creación de empresas emblemáticas como Grupo Bimbo o Soriana, que hoy son referentes internacionales.
Además, la modernización del Acuerdo Global UE-México, actualmente en proceso de ratificación, abrirá nuevas oportunidades en sectores estratégicos. Este acuerdo no solo refuerza la cooperación económica, sino que también incorpora objetivos de sostenibilidad, protección de inversiones y liberalización del comercio agropecuario, lo que promete una mayor integración y desarrollo para ambas partes.
Retos comunes, soluciones compartidas
A pesar de los avances, persisten retos importantes. México debe mejorar infraestructuras clave como las de transporte, agua y energía para atender la creciente demanda industrial. Por su parte, ambos países comparten el desafío de avanzar hacia una economía más sostenible, incorporando prácticas responsables en sus cadenas de suministro y reduciendo la huella de carbono.
Una alianza estratégica para el futuro
México y España no solo comparten cifras positivas en comercio e inversión; su relación es un ejemplo de cooperación y entendimiento mutuo que trasciende fronteras. En un mundo marcado por la incertidumbre, esta alianza se presenta como un modelo de estabilidad y progreso, donde historia y modernidad se entrelazan para construir un futuro compartido más cercano que nunca.
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